Quiero amarte hasta que el infierno se abra
y su calor ascienda hasta la tierra,
para convertirnos, de esa manera
en la carne más caliente,
en respiración de fuego entusiasmada,
en órganos y fricciones violentadas,
en raudo falo de sangre acumulada,
en secreciones, fluidos, humedades,
que inundan y escaldan tu estrecha entrada.
En erupciones de volcán, paz y muerte,
en ceguera demencial y calma inerte,
en estallido, profanación sagrada,
el placer máximo a la asunción llevada.